lunes, mayo 27, 2013

Domingo I después de Pentecostés, Fiesta de la Santísima Trinidad


Santo Evangelio según San Mateo (28, 18-20)


“Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo…”

El misterio central de nuestra fe católica, se refiera a la vida íntima de Dios, es decir una sola divinidad en tres Personas. Esta realidad espiritual y sobrenatural, los cristianos que viven en gracia de Dios, han recibido el don de ser templos vivos del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. “¿No sabéis acaso que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?...” (I de Corintios 3, 16) “Si alguno de ama, guardará mi palabra y mi Padre lo amara, y vendremos ha el, y en el haremos morada” (San Juan 14, 16). “El que tiene mis Mandamientos y los conserva, ese es el que me ama; y quien me ama, será amado de mi Padre, y Yo también lo amare, y me manifestare a el” (San Juan 14, 21). Esta realidad que el mismo Dios uno y trino vive en nosotros se llama Inhabitacion trinitaria, si valoramos esta realidad, huiremos del pecado mortal; nos pondremos de corazón al servicio de la voluntad divina y tendremos gran preocupación de conformar nuestra vida con los mandamientos divinos. Cada decisión que tomemos se debe conformar con lo que creemos; y al dar un vistazo al mundo actual vemos una gran ausencia de Dios.
Con cuanta razón escribe San Juan en su primera Carta 4, 16: “Dios es caridad...y el que permanece en el amor en Dios permanece y Dios en el”. Cuida con mucho entusiasmo y perseverancia de vivir en gracia, asiste con atención y devoción a la Santa Misa frecuenta con sinceridad y humildad los sacramentos de la confesión y de la Santa Comunión, reza diariamente y estudia para aprender lo que creemos como católicos y así podremos obrar conforme a lo que creemos. Debemos tener una vida espiritual que tenga una fe viva, “...la fe que, obra por amor...” (Gálatas 5, 6)
Adoremos de corazón a al Santísima Trinidad: “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo y estos tres son uno…” (I de Juan 5, 7). Alegrémonos por la gracia, Dios nos ha hecho participes de su vida intima y solo por pura misericordia, quien puede entender el obrar de Dios. Frente al misterio de la vida intima de Dios solo queda adorar, someternos, amar y enmudecer toda lengua...

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