sábado, julio 18, 2015

Misioneros del Santísimo Rosario: Misioneros del Santísimo Rosario: Misioneros del S...

San
Camilo de Lelis (Lellis)

1550-1614. Fundador de
los Siervos de los enfermos. 

Fiesta: 18 de julio



Encontró a Jesucristo en los enfermos pobres, a los que
amaba y servía con todo su corazón
Su congregación cuidaba de los
enfermos y contribuyó en el saneamiento de Roma y otras ciudades. Enseñaban
como prevenir y cuidar las enfermedades. Consideraron la función de la dieta en
la salud y enseñaron el sistema de organizar a los enfermos por pabellones.
Todo movido por amor a Cristo. San Camilo está enterrado en la Iglesia de Sta. María
Magdalena, Roma.
San
Camilo nació en 1350 en Bucchianico, cerca de Chieti, región de los Abruzos,
Italia. Su madre era sexagenaria cuando tuvo a su hijo.
Era
alto de estatura para la época, de 1.9mts. Se enroló en el ejército veneciano
para luchar contra los turcos pero pronto contrajo una enfermedad en la pierna
que le hizo sufrir toda su vida. En 1571 ingresó como paciente y criado en el
hospital de incurables de San Giacomo, en Roma. Nueve meses después fue
despedido a causa de su temperamento revoltoso y volvió a ser soldado contra
los turcos.
Mas
tarde reconoció que era un gran pecador. Uno de sus vicios era el juego de azar
que se nutre de la avaricia. En 1574 apostó en las calles de Nápoles sus
ahorros, sus armas, todo lo que poseía y perdió hasta la camisa que llevaba
puesta. Obligado a la miseria y recordando un voto que había hecho mucho tiempo
antes de ingresar en los franciscanos, entró a trabajar en la construcción de
un convento capuchino (franciscanos) en Manfredonia.  Las prédicas en el
convento lo llevaron a una profunda conversión. Camilo cayó de rodillas, pidió
perdón de sus pecados con muchas lágrimas y se encomendó a la misericordia de
Dios.  La conversión tuvo lugar en 1575, a sus 25 años de edad. Desde entonces
comenzó una nueva vida de completa sumisión a Jesucristo y de penitencia.
Ingresó a los capuchinos pero la enfermedad de su pierna impidió su profesión.
Entonces volvió al hopital de San Giacomo donde se consagró al cuidado de los
enfermos. Al cabo de un tiempo llegó a ser superintendente del hospital,
sirviendo como con ejemplar caridad.
Los
hospitales de la época empleaban a personas sin dedicación hacia los enfermos.
Esto llevó a Camilo a fundar una asociación de personas deseosas de
consagrarse, por caridad, al cuidado de los enfermos. Encontró seguidores pero
también graves obstáculos por las envidias y rumores que provocan las grandes
obras de Dios. Después de consultar con su confesor, San Felipe Neri, decidió recibir las órdenes sagradas.
Fermo Calvi, un caballero romano, le asignó una renta el día de su ordenación.
San Camilo decidió entonces independizarse del hospital de San Giacomo y
empezar la tarea por su cuenta, contra la opinión de San Felipe Neri. Con dos
compañeros comenzó la nueva congregación, los Siervos de los Enfermos,
observando una regla común. Iban cada día al gran hospital del Espíritu Santo
para asistir a los enfermos. Lo hacían con tanto amor como si curasen las
heridas de Cristo. Los preparaban para recibir los sacramentos y morir en las
manos de Dios. 
En
1585, habiendo crecido la comunidad, prescribió a sus miembros un voto de
atender a los prisioneros, a los enfermos infecciosos y a los enfermos graves
de las casas particulares. Desde 1595 envió religiosos con las tropas para
servir de enfermeros.  Tal fue el comienzo de los enfermeros de guerra,
antes que existiese la Cruz
Roja
fundada por Enrique Dunant.
En
1588 un barco con enfermos apestados no recibió permiso para entrar en Nápoles.
Los Siervos de los Enfermos fueron al barco a asistirlos y murieron de la
enfermedad, los primeros mártires de la nueva congregación. San Camilo también
asistió heroicamente a Roma durante una peste que asoló a la ciudad. En 1591
San Gregorio XIV elevó la congregación de San Camilo a la categoría de orden
religiosa.
En
la actualidad los Siervos de los Enfermos cuentan con sacerdotes y hermanos
consagrados a cuidar a los enfermos.
San
Camilo sufrió mucho toda su vida. Padeció por 46 años por su pierna, que además
tuvo fracturada desde sus 36 años. Tenía también dos llagas muy dolorosas en la
planta del pie.  Desde mucho antes de morir padeció de nauseas y apenas
podía comer. Sin embargo, en vez de buscar el cuidado de sus hermanos, los
enviaba a servir a otros enfermos.
San
Camilo introdujo la práctica de cerciorarse que los enfermos estuviesen muertos
antes de enterrarlos, que las oraciones continuasen al menos un cuarto de hora
después de la muerte aparente. Fundó 15 casas religiosas y 8 hospitales. Tenía
el don de profecía y milagros además de muchas gracias extraordinarias.
En 1607, San Camilo renunció a la
dirección de su orden pero asistió al capítulo de su orden en 1613. Murió el 14
de julio de 1614, a
los 64 años de edad. Fue canonizado en 1746. El Papa León XIII le proclamó
patrono de los enfermos junto con San Juan de Dios, Pío XI lo nombró patrono de
los enfermos y de sus asociaciones.






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