lunes, abril 22, 2013

Católico, milita bajo el estandarte de la verdad y la caridad

"...Amad a vuestros enemigos..."
(San Mateo 5, 44 y San Lucas 6, 27)

1-Al comentar el Evangelio de San Mateo ya citado, Monseñor Straubinger nos dice: "Como se ve, el perdón y el amor a los enemigos es la nota característica del cristianismo. Da a la caridad fraterna su verdadera fisonomía que es la misericordia, la cual, como lo confirmó Jesús en su mandamiento nuevo (Confrontar San Juan 13, 34 y 15, 12), consiste en la imitación de su amor misericordiosos. El cristiano, nacido de Dios por la fe, se hace coheredero de Cristo por la caridad (Confrontar Levítico 19, 18; San Lucas 6, 27; 23, 34; Hechos 7, 59; Romanos 12, 20)."
2-El mismo comentador ya citado cuando explica San Lucas 6, 27, afirma: "...como se ve el amor al enemigo no consiste en el simple hecho de renunciar a la venganza sino más bien en un acto positivo de perdón y benevolencia. Estas disposiciones han de tenerse en el fondo del corazón e inspirar nuestras obras respecto del prójimo, de modo que Dios vea nuestra intención, aunque el mismo prójimo no lo sepa".
3-El amor al prójimo y por lo tanto a los enemigos tiene su fundamento en el amor sobrenatural llamado caridad teologal, donde el motor es el amor a Dios, al cual debemos amar primero y con su misma caridad, ya que nuestro amor humano y nuestras solas fuerzas no son suficientes para las exigencias que Cristo instauró en su Cuerpo Místico, que es la Iglesia.  
4-Debemos aspirar en esta militancia que se dirije a la eterna bienaventuranza, a una caridad heroica, que el Reverendo Padre Garrigou Lagrange O.P., en su clásica obra espiritual, Las tres edades de la vida interior, Tomo II, pagina 512, nos dice: "la caridad heroica para con Dios se manifiesta, en primer lugar, en un ardiente deseo de agradarle. En efecto, amar a alguien es desearle bien y querer aquello que le conviene y agrada. Amar heroicamente a Dios es querer, aun en medio de las mayores dificultades, que se cumpla su santa voluntad y que su reino se establezca definitivamente en las almas.
Este santo anhelo de agradar a Dios es una forma de la caridad afectiva, que se prueba con la caridad efectiva, o conformidad con la divina voluntad, en la practica de las virtudes. Por ella llega el alma a la constante fidelidad en las cosas pequeñas lo mismo que en las grandes".
5-Cuando el Padre Lagrange habla del amor al prójimo, en la obra ya citada, en el capitulo 20, lo titula La caridad fraterna irradiación del amor de Dios y dice: "el amor de Dios...corresponde al precepto supremo; más existe un segundo mandamiento que deriva del primero: amarás a tu prójimo como a ti mismo, por amor de Dios (Confrontar San Mateo 19, 19; 22, 39 ; San Marcos 12, 31; San Lucas 10, 27; San Juan 13, 34). El amor al prójimo nos lo enseña Nuestro Señor como la consecuencia necesaria, la irradiación y la señal del amor de Dios: amaos los unos a los otros como yo os he amado; en esto conocerán que con discípulos míos  (San Juan 13, 35). El discípulo amado afirma también en su primera carta 4, 20: "si alguien dice amar a Dios y odia a su hermano, ese tal es un mentiroso...", la caridad fraterna debe ser, pues, una de las señales principales del progreso del amor de Dios. 
6-El odio, la calumnia, la difamación, el desprecio, la groserías, las burlas, los malos tratos, los insultos, la indiferencia y toda clase de maldades; es fruto de la falta de rectitud de intención, de la soberbia solapada; que tienen como causa a los tres enemigos del alma: el demonio, el mundo y la propia carne.
7-El demonio, habla de lo suyo, la mentira, la astucia engañosa y retorcida de aquel que oculta la verdad por no amar la luz. "...El es mentiroso y padre de la mentira" (San Juan 8, 44). El mundo, con su falso brillo, el cual tiene como príncipe al demonio, busca ocultarse bajo la mascara de la hipocresía, realiza el teatro de rasgarse las vestiduras, aunque esconde en sus entrañas toda clase de maldades y es por eso que advertía Cristo Nuestro Señor: "Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a Mí antes que a vosotros" (Juan 15, 18); comenta Monseñor Straubinger: "...el mundo odia lo sobrenatural en los cristianos así como lo ha odiado a Cristo". 
La carne, es decir el hombre viejo, que es mañoso, vanidoso, amante de placeres y vida cómoda, caprichoso, afeminado y terco; no quiere saber nada con las exigencia de los mandamientos de Cristo, y es por eso que se le puede aplicar lo que dice Cristo a los hombres que se dejan seducir y guiar por el hombre viejo: "Vosotros juzgáis carnalmente..." (San Juan 18, 15).
8-Quien quiere tener rectitud de intención y verdadero amor a Dios y al prójimo y un celo santo por las almas; tiene en cuenta lo que dijo Nuestro Señor: "No juzguéis según las apariencias, sino que vuestro juicio sea justo" (San Juan 7, 24).

9-Cuando vemos que se cumple lo que dice Don Quijote a su amigo y compañero incondicional: "Si los perros ladran, Sancho, señal es que cabalgamos"; entonces aquellos que viven en la tibieza, mediocridad, encerrados en el rencor que huele mal; en el odio, en los celos de meretriz, en la envidia y en los venenosos deseos de venganza; cumple sin darse cuanta lo que dice la Escritura Santa, al aplicar todo lo dicho a sus victimas: "...Me odiaron sin causa" (San Juan 15, 25; Salmo 134 (135), 19; 68 (69), 5).
10-Vivamos en Cristo, que es la misma verdad; y en su amor divino para que auxiliados con la gracia, pongamos en practica la perfección que espera de nosotros: "Sed misericordiosos como es misericordioso vuestro Padre" (San Lucas 6, 36); porque si nos resistimos, recibiremos aquello que se nos advierte: "con la medida con que medís se os medirá " (San Lucas 6, 38).
11-Debemos decidirnos a grabar en letras de oro, y del más fino, es decir, en letras de caridad divina, lo que Nuestro Señor Jesucristo enseña: "amad, a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, rogad por los que os calumnian..." (San Lucas 6, 27-28).
12-"Porque cada árbol se conoce por el fruto que da...el hombre bueno saca el bien del buen tesoro que tiene en su corazón; más el hombre malo, de su propia maldad saca el mal" (San Lucas 6, 45). Es por eso que el fruto venenoso y amargo de la calumnia, la difamación, el insulto, la grosería inculta y toda clase de vulgaridades, que raya con la ignorancia culpable y perezosa; no puede venir de buen corazón, es decir de intención recta; sino de un corazón corroído, doblez, afeminado, poco noble, cobarde, acostumbrado a la traición; y como es costumbre en los felinos, la intención caer siempre parados.
13-"...Porque la boca habla de lo que reboza el corazón" (San Lucas 6, 45).
Para demostrar no solo ante Dios sino también de manera publica ante los hombres, que nuestra intención es recta, noble, sin doblez y puestos en el Corazón Sagrado de Jesús, elevamos la plegaría de San Francisco de Asís: 
    
OhSeñor, hazme un instrumento de TPaz .
D
onde hay odio, que lleve yo el Amor.

D
onde haya ofensa, que lleve yo el   Perdón.
D
onde haya discordia, que lleve yo la Unión
D
onde haya duda, que lleve yo la Fe.
D
onde haya error, que lleve yo la Verdad.
D
onde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.

D
onde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.
Porque es:
Dando , que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.
Amén
Oración que sea presentada ante la Reina y Madre de misericordia; por todos aquellos que nos calumnian, nos difaman, nos insultan, nos amenazan y quieren nuestro mal; o tal vez nos envidian; semejante a lo que decía la fabula de la zorra: "que quería con mucha ansiedad comer hermosas uvas frescas y maduras y como nos las alcanzaba, al final insultando dijo que estaban verdes".
Nuestro Señor Jesucristo, los bendiga, los convierta de corazón, y haga el milagro de que puedan mirar hacia el cielo, es decir que dejen de ser cerdos que solo miran el barro, sin enterarse de que existe un hermoso firmamento estrellado. Y así salven sus almas descubriendo la caridad fraterna en la verdad; los perdonamos de corazón y deseamos que todos nos encontremos en la bienaventuranza eterna; y que todos tengamos en cuenta lo que Nuestro Señor pronunció: "Según quered que hagan los hombres con vosotros, así haced vosotros con ellos" (San Lucas 6, 31) 

"Jesús manso y humilde de Corazón. Haced nuestro corazón semejante al vuestro"
Ad Jesum per Mariam
R.P. Ariel J. Damin 
M.S.R.


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