martes, marzo 19, 2013

Basta Comparar


Compañía de Jesús y de María
Monasterio Ntra. Sra. De Guadalupe



               El 13 de marzo del 2012 el Cónclave de Cardenales de la Iglesia de la misa nueva elegía como sucesor de Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) a Jorge Mario Bergoglio, Cardenal Arzobispo de Buenos Aires, Argentina. Pasado el primer estupor causado por la elección varios Sacerdotes y fieles nos preguntaron nuestra opinión.
                        Hay cosas en las cuales la opinión no vale mucho y casi es improcedente. Un Obispo, un Sacerdote, un laico no podrían, de suyo y en circunstancias normales de la Iglesia, hacer un juicio acerca de ciertos temas y que este juicio fuera rector de la propia conducta y de las conductas ajenas.
                        No estamos ante la elección de un Pontífice de la Iglesia Católica de siempre sino de la iglesia nueva, de la misa nueva, de los nuevos sacramentos, del nuevo catecismo, del nuevo derecho canónico, de la admisión universal de todas las religiones, del abrazo fraterno con aquellos que con su lengua mataron al Salvador en palabras de San Agustín, Doctor de la Iglesia: “¿De dónde lo matasteis? Con la espada de la lengua” (San Agustín, lección sexta de maitines del Viernes Santo, homilía sobre el Salmo 63, v. 2)
                        Bergoglio (Francisco I) es un fruto de la nueva iglesia:
-Ordenado el 1969 cuando ya regía el nuevo rito de ordenaciones;
-Ordenado para la misa nueva, puesta en vigencia el primer domingo del adviento del 69, su ordenación fue el 13 de diciembre del mismo año).

                        Se es responsable de lo que se hace, de lo que se calla, de lo que se admite.
                        Entrado al noviciado jesuita en 1957 conoció la Doctrina de siempre, hasta su ordenación vivió en el ambiente de la Misa de siempre, la Misa Tradicional. Aceptó Obispado y Cardenalato de Juan  Pablo II, cargos de Benedicto XVI, consintió a sus doctrinas, a sus beatificaciones y canonizaciones, a sus ejemplos y los siguió.
                        Ser caritativo no es solamente sonreír y codearse con los que odian a Jesucristo, con los que niegan a la Santísima Trinidad o con los apartados de la grey de Cristo. Querer el bien del otro (amor de benevolencia) es procurarlo; no es amar dejar en el error sino sacarlos del mismo.
                        Dios no estableció múltiples caminos de salvación sino hubiera sido demasiada poca cosa una religión optativa para morir para fundarla “quien creyere y se bautizare será salvo, quien no creyera ni se bautizare se condenará” (Evangelio de San Marcos XVI, 16).
                        Es una herejía afirmar que Dios obra con su Gracia santificante en otras religiones; puede dar gracias actuales para convertir y ayudar a los no bautizados, pero no puede dar la Gracia Santificante más que allí en donde la encuentra sea por el Bautismo o por el estado de Gracia, la Gracia supone la Gracia.
                        Bergoglio, Ratzinger, Wojtila, Montini, son el triunfo del sentimiento sobre la razón y la Doctrina. Les enerva la Verdad y la firmeza mientras que se derraman en misericordia y ternura con los de las otras religiones, con los activistas de izquierda (el hermano de Montini peleó en la Guerra Civil española en las brigadas comunistas italianas), con sacerdotes u obispos inmorales (en la entronización de Mons. Casaretto en la Diócesis de Merlo-Moreno, Buenos Aires, Argentina, habló loas del obispo anterior sorprendido en el Caribe con una mujer; con todo el episcopado argentino afirmó que era una muestra de la misericordia divina lo sucedido con el obispo de San Miguel de Tucumán, Argentina sorprendido en un hotel con un hombre).
                        ¿Nos preguntan qué pensamos?
                        Pensamos lo que piensa la Iglesia Católica. La Iglesia no tiene más que una sola Misa verdadera, la de siempre, universalmente celebrada hasta 1969.
                        La Tradición no es algo viviente y cambiante, es algo entitativamente (en su mismo ser) inmutable e invariable, “lo que siempre y en todo lugar enseñó la Iglesia” y esto afirmado siempre en el mismo sentido y con las mismas sentencias.
                        Agrega este hombre nefasto la falta de modos, no decimos protocolo; no decimos la falta de simplicidad sinó la simplonería, vuelo rasante de un espíritu similar, abajamiento de una dignidad que no le es propia sino de la Iglesia y por ende de todos los católicos.
                        Juan Pablo II y Benedicto XVI arruinaron la Doctrina y esto seguirá.
                        Francisco I arruinará los modos y la imagen visible del Papado.
                        Más aún, la presencia en el mismo Vaticano del nuevo Papa y del Papa saliente, a los ojos del hombre simple es una lección sorda pero elocuente: Dos Papas no es ninguno.
                        El siguiente destruirá quizás la moral.
                        Nosotros no somos apocalípticos, esos tiempos están en las manos de Dios, somos simplemente miembros de las filas del Clero y del Sacerdocio, brevemente, estamos al servicio de Dios y de su Gloria, todo lo que se le oponga se nos opone. Dios primer servido.
                        No somos intérpretes de profecías pero no deja de ser sugestiva aquella frase del Apóstol San Juan en el Apocalipsis (Apoc. XIII, 12): “Y la segunda bestia ejercía todo su poder en presencia de la primera”.
                        Apocalípticos o nó los personajes, anecdóticos o nó, su conducta y su lenguaje más son dignos del dragón que del Hijo del Altísimo.
                        Aferrados a la Doctrina, a la Santa Misa y a la conducta de siempre ponemos toda nuestra fragilidad y para siempre en María Santísima quien de parte de Dios se presenta como un ejército en orden de batalla (Cantar de los cantares VI, 3) y allí mismo pedimos cobije a todo aquél que sea de Dios.

                                               Ave María Purísima.
           
                                                        + Mons. Andrés Morello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Buscar este blog