viernes, noviembre 04, 2011

1°Viernes de Mes, en Honor del Sagrado Corazón de Jesús

ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN
DE JESÚS PARA UNA GRAVE NECESIDAD
Oh Divino Jesús que dijiste: «Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca encuentra, y a quien llama se le abre». Mírame postrado a tus plantas suplicándote me concedas una audiencia. Tus palabras me infunden confianza, sobre todo ahora que necesito que me hagas un favor:
(Se ora en silencio pidiendo el favor)
¿A quién he de pedir, sino a Ti, cuyo Corazón es un manantial inagotable de todas las gracias y dones? ¿Dónde he de buscar sino en el tesoro de tu corazón, que contiene todas las riquezas de la clemencia y generosidad divinas? ¿A dónde he de llamar sino a la puerta de ese Corazón Sagrado, a través del cual Dios viene a nosotros, y por medio del cual vamos a Dios?
A Ti acudimos, oh Corazón de Jesús, porque en Ti encontramos consuelo, cuando afligidos y perseguidos pedimos protección; cuando abrumados por el peso de nuestra cruz, buscamos ayuda; cuando la angustia, la enfermedad, la pobreza o el fracaso nos impulsan a buscar una fuerza superior a las fuerzas humanas.
Creo firmemente que puedes concederme la gracia que imploro, porque tu Misericordia no tiene límites y confío en que tu Corazón compasivo encontrará en mis miserias, en mis tribulaciones y en mis angustias, un motivo más para oír mi petición.
Quiero que mi corazón esté lleno de la confianza con que oró el centurión romano en favor de su criado; de la confianza con que oraron las hermanas de Lázaro, los leprosos, los ciegos, los paralíticos que se acercaban a Ti porque sabían que tus oídos y tu Corazón estaban siempre abiertos para oír y remediar sus males.
Sin embargo... dejo en tus manos mi petición, sabiendo que Tú sabes las cosas mejor que yo; y que, si no me concedes esta gracia que te pido, sí me darás en cambio otra que mucho necesita mi alma; y me concederás mirar las cosas, mi situación, mis problemas, mi vida entera, desde otro ángulo, con más espíritu de fe.
Cualquiera que sea tu decisión, nunca dejaré de amarte, adorarte y servirte, oh buen Jesús.
Acepta este acto mío de perfecta adoración y sumisión a lo que decrete tu Corazón misericordioso. Amén.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre.
Sacratísimo Corazón de Jesús, en Vos confío. (3 veces).

¡DETENTE!El Corazón de Jesús esta conmigo


El DETENTE es una pequeña Imagen del Sagrado Corazón de Jesús con la leyenda: “¡DETENTE!…EL CORAZÓN DE JESÚS ESTÁ CONMIGO”. No es un Escapulario. No necesita bendición ni imposición por un sacerdote, ni agregación a ninguna asociación. La única condición esencial es que se lleve consigo sobre el corazón o en el bolsillo o cartera; se puede pegar también en el auto, en las puertas de la casa o en otro lugar. Las inscripciones que lleva son esenciales…
EL DETENTE significa: ¡Detente!, demonio, tentación, pasión, peligro, enemistad, tristeza, penas, enfermedad, muerte, infierno…que el Corazón de Jesús, mi Dios, mi Redentor, mi Amor, mi Esperanza, está conmigo…
Nos dice Santa Margarita Maria Alacoque:
“El Señor me hizo ver que el ardiente deseo que tenia de ser amado por los hombres y apartarlos del camino de la perdición, en el que los precipita Satanás en gran numero, le había hecho formar el designio de manifestar su Corazón a todos los hombres, con todos los tesoros de amor, de misericordia, de gracias, de santificación y de salvación que contiene. A fin de que cuantos quieran rendirle y procurarle todo el amor, el honor y la gloria que puedan, queden enriquecidos abundante y profusamente con los divinos tesoros del Corazón de Dios, cuya fuente es, y al que se ha de honrar bajo la figura de su Corazón de carne, cuya Imagen quería ver expuesta y llevada por mi sobre el corazón, para grabar en él su amor y llenarlo de los dones de que esta repleto, y para destruir en él todos los movimientos desarreglados; que esparciría sus Gracias y Bendiciones por dondequiera que estuviere expuesta su Santa Imagen para tributarle honores, y que tal bendición seria como un ultimo esfuerzo de su amor, deseoso de favorecer a los hombre en estos últimos siglos de la Redención amorosa”.
Quien dio al DETENTE la forma que hoy conserva fue la Venerable Ana Magdalena Rémuzat, salesa de Marsella. Habiendo sabido por revelación, hacia 1720, que iba a desencadenarse una gran peste en Marsella, y que los atacados encontrarían auxilio prodigioso en la devoción al Sagrado Corazón, la santa Religiosa ayudada por sus Hermanas, preparo millares de pequeñas Imágenes de este Corazón con la inscripción “DETENTE…EL CORAZON DE JESUS ESTA CONMIGO”. La historia refiere que en efecto, el azote se detenía muchas veces como por milagro ante esta Imagen protectora. Desde entonces, la práctica se extendió a muchos países.
En 1870, año de pruebas y lágrimas para el Pontificado una señora romana, deseosa de saber el parecer del Pontífice, presento al Beato PIO IX un DETENTE recibiendo por respuesta estas palabras:
“Es un pensamiento celestial: Sí viene del cielo”; meditando un momento añadio el Papa: “Doy mi bendición a este Corazón y quiero que todos los que se hagan conformes a este modelo, reciban esta misma bendición sin que tengan necesidad de ninguna otra. Además, quiero que el demonio no tenga poder alguno sobre los que lleven este Corazón”.
El Papa después, transportado de un impulso de fe, dicto la siguiente ORACION:
“Ábreme, OH Jesús tu Corazón…muéstrame sus encantos…úneme a él para siempre. Que todas las respiraciones y palpitaciones que dé mi corazón, aun cuando este durmiendo, te sirvan de testimonio de mi amor y te digan sin cesar: ¡Señor te amo!…Recibe el poco bien que hago…Dadme gracia para reparar el mal que hecho…para que te ame en el tiempo y te alabe por toda la eternidad. Así sea”.
Además, Pío IX concedió 100 días de indulgencia a los que lleven el DETENTE.
La devoción al Detente
Es santa, como es santo el culto y el amor a Jesucristo.
Es fructuosa, por las virtudes que ejercita de fe, oración y esperanza en el mismo Jesús, y las grandes gracias y favores que se han obtenido y se pueden confiadamente esperar del culto y uso del DETENTE.

EL DETENTE que llevamos:
Es una señal de fidelidad al Corazón de Jesucristo.
Es un blasón que nos ennoblece.
Es un muro que nos defiende.
Es un imán que atrae sobre nosotros las miradas y gracias de Jesús.
Es un pararrayos que aparta de nosotros los castigos de Dios.
Es una oración perenne por nosotros de Jesús, suplicante al Padre.
Es un corazón que late junto al nuestro.

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