Cada
Día
Acto de
Contrición
¡Dulcísimo
Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor
por nosotros! Aquí nos tenéis en vuestra presencia, pidiéndonos perdón de
nuestra culpa e implorando vuestra misericordia. Nos pesa ¡oh buen Jesús! de
haberos ofendido, por ser Vos tan bueno que no merecéis tal ingratitud.
Concedednos luz y gracia para meditar vuestras virtudes y formar según ellas
nuestros pobre corazón. Amén.
Día
5
EL SAGRADO
CORAZÓN,
MODELO DE
GENEROSIDAD
I
Fijemos hoy
los ojos del alma en esta especial virtud del Sagrado Corazón. Su generosidad ha
sido para con nosotros tan grande, que ni mayor puede ya exigirla ni concebirla
nuestra imaginación. Todo, todo, hasta sí mismo, nos lo ha dado generosamente el
Sagrado Corazón de Jesús. Mientras vivió en carne mortal, se empleó todo en
servicio del hombre; por él obró sus milagros, hizo su predicación, fatigóse,
sudó, derramó lágrimas y sangre.
Acercábase
la hora de su Pasión, y después de haberse empleado todo por el hombre, inventó
un milagro especial para poder darse a él en su verdadero Cuerpo y Sangre por
medio del Santísimo Sacramento.
¿Podría dar
otra cosa? Sí, todavía otra cosa. Vió al pie de la Cruz a una mujer Madre suya,
a un de ella nos hizo al morir generoso legado. ¿Quedábale aún algo que dar?
Unas pocas gotas de sangre quedaban en su corazón, y ya difunto, permite que se
lo rompa un soldado, para que ni éstas dejen de derramarse en provecho nuestro.
Aun hoy se nos da a todas horas en nuestro altares, a todos sin distinción,
dispuesto siempre a ser generoso hasta con los más ingratos.
De modo que
por su inefable generosidad es nuestra su doctrina, es nuestra su propia Madre,
son nuestro su cuerpo y sangre, es nuestro su cielo. Sí, porque después de
habérsenos dado por maestro, por alimento y por redención, quiere por toda la
eternidad ser El mismo, y no otro, nuestra recompensa. Es su divisa; todo por el
hombre y para el hombre.
¡Oh
generosidad inmensa de tan generosísimo Corazón!
II
Yo he de
ser, ¡Jesús mío! yo he de ser. Seré generoso, ¡Oh buen Jesús!, no me limitaré a
lo que manda vuestra ley, sino que me extenderé a todo lo que conozca ser de
vuestro mayor agrado. Tomadlo todo de mí, ¡Oh buen Jesús!, cuerpo, alma, salud,
fuerza, libertad, honra, intereses, vida.
De todo os
hago don, y en todo quiero seáis Vos única y exclusivamente
servido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario