jueves, junio 26, 2014

Cada Día
Acto de Contrición

¡Dulcísimo Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros! Aquí nos  tenéis en vuestra presencia, pidiéndonos perdón de nuestra culpa e implorando vuestra misericordia. Nos pesa ¡oh buen Jesús! de haberos ofendido, por ser Vos tan bueno que no merecéis tal ingratitud. Concedednos luz y gracia para meditar vuestras virtudes y formar según ellas nuestros pobre corazón. Amén.

Día 26

PIDAMOS HOY EL SAGRADO CORAZÓN
POR NUESTROS HERMANOS DEL
PURGATORIO

I
La Iglesia de Dios tiene hijos suyos necesitados aun fuera de este mundo, y tiene alivio también para estas necesidades de la otra vida. Entre los combates de la presente y el descanso final de la gloria, hay para muchas almas una plazo de expiación en que se purgan culpas todavía no purificadas, o se pagan deudas todavía no satisfechas. Este plazo de expiación, concedido por la misericordia de Dios y exigido por su justicia, es el Purgatorio.
El buen devoto del Sagrado Corazón de Jesús no puede menos de ser amigo del Purgatorio. Hay allí almas que un día fueron fervorosísimas, que oraron al pie de los mismos altares que nosotros, que sonrieron con las mismas alegrías cristianas y lloraron con idénticos dolores. Aman a Dios, le desean, tienen segura su próxima posesión. Pero esta dicha se les retarda hasta que sea completo el pago de sus atrasos. En sufragio de ellas admite Divino acreedor nuestras oraciones y obras buenas.

II

Es gran caridad la caridad para con las almas del Purgatorio. Los grandes Santos han sido todos en este punto muy fervorosos. La Iglesia nos da el ejemplo, mezclando en todos sus rezos y ceremonias el piadoso recuerdo de los difuntos.
¡Oh dulcísima comunicación  la de nuestros corazones con los de estos hermanos nuestros, por medio de la oración!
¡Padres, hermanos, amigos, bienhechores! ¡yo sé que me escucháis en el Corazón de Jesús y que por conducto de él recibís y agradecéis mi cariñoso recuerdo!
Aceptad por ellas nuestras preces, nuestras limosnas, nuestra Comunión, nuestras mortificaciones, nuestra devoción a Vos. Porque sabemos que os son queridas, las recomendamos a vuestra compasión. Los méritos de vuestra vida, Pasión y muerte; las lágrimas de vuestra Madre; las virtudes de vuestros santos; os servicios de vuestra Iglesia; todo os lo ofrecemos en pago de tales deudas, para que bondadosamente se lo apliquéis. 

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