lunes, mayo 14, 2012

Consagración de la Capilla Virgen de Lourdes a Nuestra Señora del Rosario de Fátima en su Corazón Inmaculado


13 de Mayo de 2012
Oh María Santísima, en Fátima Vos habéis dicho que Jesús, Vuestro Divino Hijo, quiere propagar la veneración de Vuestro Corazón Inmaculado, en todo el mundo. Vuestro Inmaculado Corazón debiera ser en estos tiempo atribulados un camino seguro para guiar las almas de los pobres pecadores a la salvación, un refugio en todas nuestras necesidades un baluarte en el combate contra el dragón infernal. Sí, a Vuestro Corazón se ha prometido el triunfo sobre los enemigos infernales que, “imbuidos de perfidia han colmado de amargura a la Iglesia, Esposa del Cordero Inmaculado, la han empapado de ajenjo, y despiadadamente, han extendido sus manos hacia los Santuarios. Aún, en el Santo lugar, donde se erigió la Sede de San Pedro y la Cátedra de la Verdad como faro del mundo, han alzado el trono detestable de su impiedad, con el funesto plan de derrotar al Pastor y dispersar al rebaño” (Tomado de una oración a San Miguel Arcángel redactada por el Papa León XIII).
Así entonces, en estos tiempo sin precedentes, nos dirigimos a Vos, piadosísima Virgen María y en este día queremos entregar y consagrar solemnemente a Vuestro Inmaculado y doloroso Corazón ésta, Nuestra Capilla Virgen de Lourdes, para que sea por entero vuestra propiedad y quede cobijada bajo Vuestro manto de protección. Consagramos a Vuestro Corazón nuestra comunidad, para que Vos, como Reina, podáis disponer de ella y de cada uno de nosotros como os plazca.
Encomendamos a Vuestro Corazón Inmaculado y a Vuestra poderosa protección, con sentimiento filial y confianza, todo cuanto somos, cuanto amamos y cuanto tenemos.
Como testimonio de nuestra firme decisión de perteneceros enteramente, y para rendir homenaje a Vuestro Corazón preservado por singular privilegio de toda mancha de pecado, postrados al pie de este Altar prometemos ser fieles a la Fe Católica, esforzarnos en observar los Santos Mandamientos de Dios, corresponder en la medida de lo posible a los fervientes ruegos que pronunciasteis en vuestras apariciones en Fátima, procurar rezar al menos una parte del Santo Rosario, practicar la caridad para con el prójimo y hacer todo lo que esté en nuestras manos para que Cristo reine en nuestras familias en toda la sociedad.
Y Vos, oh Reina de todos los Santos, vencedora gloriosa de todas las batallas de Dios, habéis sido siempre el Auxilio de los cristianos, mostraos como tal especialmente en estos días en los cuales la caridad se enfría cada vez más, la impiedad levanta soberbiamente su cabeza y la verdadera fe parece extinguirse.
Oh Madre Benignísima, sembrad la paz y la concordia entre nosotros y procurad a todos los miembros de Nuestra Capilla un gran crecimiento en las virtudes, en especial en la Fe, la Esperanza y en el Amor de Dios.
Infundidnos un profundo amor al Santo Sacrificio del Altar y una tierna devoción hacia Vos, oh Mediadora de todas las gracias, y hacia Vuestro Inmaculado y doloroso Corazón.
Haced de nosotros instrumentos eficaces del reinado de Jesucristo.
Alejad de nuestra comunidad todo lo que pudiese perjudicarla. Sednos una firme torre contra las Herejías, especialmente contra el modernismo y el liberalismo y contra las seductoras atracciones del mundo que en estos tiempos arrastran a tantas almas a la perdición.

Bendecid nuestras familias, conservarlas en unidad, paz y concordia.
¡Oh Buena Madre! Bajo Vuestro amparo encomendamos también a los niños.
¡Oh María, Madre del Sumo Sacerdote Jesucristo! Al pie de la Cruz, Vos recibisteis de Vuestro Hijo moribundo el mandato de haceros Madre Celestial de los Sacerdotes. Alcanzad la gracia a todos los sacerdotes Católicos de permanecer fiel a la Vocación que han sido llamados y de actuar siempre como verdaderos Apóstoles de Jesús y de María.
Haced de ellos instrumentos para preparar y adelantar el Triunfo de Vuestro Corazón Inmaculado.
Guiad de regreso las almas queridas que andan perdidas, y que las almas vacilantes y errantes, encuentren por Vuestra gracia apoyo y fortaleza al pie de este Altar.
Alcanzad, a los que están cegados por las sectas y las falsas religiones, la gracia de que profesen en unión con nosotros, la Divinidad de Jesucristo, Tu Hijo, y su Santo Nombre, el único bajo el cielo que nos ha sido dado para la salvación (Confrontar Hechos 4,12). Obtenedles la conversión a la verdadera y única arca de Salvación la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
Finalmente os rogamos, oh Reina de los Apóstoles que por Vuestra intercesión poderosísima Dios se digne escoger entre los Jóvenes de Nuestra Capilla numerosas vocaciones sacerdotales y religiosas. Ya que Jesucristo, vuestro Divino Hijo dice: “La mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envié obreros a su mies” (Mateo 9,37), he aquí que acudimos a Vos pidiéndoos que roguéis por nosotros. Alcanzadnos el honor de que se elija entre nuestra juventud, muchos sacerdotes y religiosos, para que sean enviados a la viña del Señor.
¡Oh María, fuerte como un ejército en orden de batalla! (Confrontar Cantar de los Cantares 6,9). Nosotros somos débiles y el enemigo malvado nos asecha sin tregua. El, empero, tiembla ante Vuestro poder  y huye despavorido, atemorizado de Vuestra Majestad. Aceptad ¡Oh Santísima Madre y Virgen de las Vírgenes! Nuestra consagración.
Con Vos por aliada oh Causa de Nuestra Alegría la victoria sobre el maligno adversario será segura. “Vos sois la gloria de Jerusalén, Vos la alegría de Israel, Vos la honra de nuestro pueblo” (Judit 15,10)
Conducidnos finalmente a ese lugar donde Vos ya reináis, para que, unidos con todo el Ejercito Celestial y todo el coro de los Santos, os alabemos y desde Vuestro Corazón Inmaculado adoremos por toda la eternidad a la Santísima Trinidad. Amén
Capilla Virgen de Lourdes, San Martín, Mza.
Rev. P. Ariel J. Damín 

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