Compañía de Jesús y de María
Monasterio Nuestra Sra. De Guadalupe
PALPO
(o El Adulador)
Quiera Dios bendecirles.
Cuando
en Teología Moral se estudian algunas injusticias cometidas con la lengua, una
de sus figuras se llama, en latín, Palpo,
es decir el Adulador (Prummer, ManualeTheologiaeMoralis, tomo 2, pag. 101, n°
4, Herder 1958); se trata de aquellas faltas cometidas por quienes pueden
dirigirse a un gran auditorio y, sea faltando a la verdad, sea exagerándola,
difaman algo o a alguien o escandalizan induciendo al mal. Imaginen por ejemplo
un opinador público, que es en lo que han devenido la mayor parte de los
periodistas, quienes en vez de indicar lo acontecido opinan, juzgan y
sentencian sobre lo mismo sin que nadie les haya pedido su opinión y sin ser
jueces de las personas ya que la Nación ha investido a otros para esa función.
Palpo es, en definitiva, la figura
moral de aquél que dice a quienes lo oyen nó lo que necesitan saber sinó lo que
por algún motivo le conviene a él y muchas veces lo que sus oyentes están
esperando que les digan, nó lo que les haría bien, sinó lo que les gustaría
escuchar, de allí que su traducción sea “El Adulador”.
Ven
ustedes con claridad que el Adulador, cuando es tal, hiere hondamente a las
almas sea porque no dice lo cierto, o es impreciso, que es otra manera de
faltar a lo cierto, o cautiva manteniendo en el error o en un comportamiento de
suyo inmoral. Valga el ejemplo: Un “periodista” hace algún tiempo en la
televisión argentina, hablando de un sujeto que había sido asaltado en su
domicilio por otro sujeto que lo había contratado para hacer asquerosidades
juntos se refería a la “víctima” como un “honrado trabajador” que había sido
sorprendido por el victimario. Eso es un ejemplo perfecto del Adulador.
Resumiendo,
dice lo que les gustaría oír de él, nó lo que de él necesitarían en realidad.
En el
antiguo Imperio Romano las fiestas populares incluían el Circo o Coliseo en el
cual los hombres luchaban a muerte entre si o con fieras o simplemente eran
expuestos a ellas para morir horrenda y miserablemente en sus fauces. Es
barbarie y no cultura divertirse viendo morir o viendo matar pero, permitiendo
eso los gobernantes, “entretenían” el salvajismo de sus pueblos y como un
estallido del pecado original en esa sed de sangre y de espectáculos macabros e
inhumanos. Una manera de adular manteniendo al otro tan salvaje o más que
antes.
Hace
tiempo que deseábamos escribir este artículo tratando de acertar a su título y
contenido para poder describir la figura de Jorge Bergoglio en su papel de hoy
como ocupante de la Sede Romana. Era difícil poner una etiqueta a un frasco con
veinte venenos distintos, no era difícil reconocer el veneno sinó un elemento
de juicio que pudiera aglutinarlos todos bajo un mismo nombre. Parece bien que
ese nombre y esa etiqueta seaPalpo o
Adulador.
Tratemos
de explicarnos.
Una
salvedad: Quizás alguien se espante leyendo a un Obispo que dice semejantes
cosas creyendo que es una suprema irreverencia escribir así de las autoridades
supremas. Permítanme un ejemplo. Si viendo a alguien que hace la genuflexión
ante un copón con hostias consagradas nos opusiéramos a ello, eso sí sería una
suprema irreverencia contra Dios y contra el derecho y el deber de adorarle.
Si, en cambio, lo que viéramos fuera un acto de adoración de un falso dios y lo
denunciáramos como tal, nuestra denuncia sería un acto justísimo como el de
Matatías, padre de los Macabeos, al castigar la idolatría (I Mac. 2, 24). No
fue Cristo Nuestro Señor quien hirió los sentimientos de los fariseos por
llamarlos “sepulcros blanqueados” (S. Mt. 23, 27) sinó ellos quienes hirieron a
Dios con su hipocresía. Nuestro Señor les llamó por su nombre.
Apliquemos,
Jorge Bergoglio está destruyendo a la Santa Iglesia Católica, aniquilando
aquello poco que dejaron en pié sus últimos predecesores, haciendo de manera
acabada su papel de Adulador. Vean ustedes mismos luego de leernos.
Los
sermones, discursos, entrevistas, diálogos de Jorge Bergoglio no pueden
encuadrarse en un marco convencional porque, justamente, rompen todas las
convenciones. Hablar de un tema es hablar de diez a la vez y afirmar un
principio es exaltar dos o tres sentimientos simultáneamente. Es como hacen los
soldados en la guerra cuando quieren detener el avance de un enemigo armado y peligroso
que corre hacia ellos, es difícil acertar un tiro a un blanco móvil e irregular
en sus movimientos, entonces, hacen una lluvia de disparos tratando de que
alguno acierte en el enemigo. Dentro de las muchas afirmaciones que hace hay
una que busca que quede firme mientras es pronunciada en medio de un
escenario de cosas dispares o de sentimientos llamativos. Pongamos un ejemplo.
Al hablar con los periodistas en el avión, al regresar de su viaje a Israel,
refiriéndose a los cismáticos griegos dijo así: “Con Bartolomé hemos hablado de
la unidad que se construye caminando; no podremos construir la unidad en un
congreso de teología. Me ha confirmado que Atenágoras dijo a Paulo VI –Mandemos a todos los teólogos a una isla y
nosotros sigamos caminando por la vida… También hemos hablado del concilio
pan-ortodoxo para que se haga algo sobre la fecha de Pascua porque resulta
ridículo decir: ¿Cuándo resucita tu Cristo?... También hemos hablado de
ecología, de hacer algo juntos en este ámbito.” (VIS 27 de mayo del 2014, pág 5
y 6, VIS NEWS 140527). Unidad + Teología+
Pascua+ Ecología.
Cuando
la diferencia entre dos religiones es teológica ¿Cómo quiere resolverla si no
es usando teología? Si dos personas discuten sobre una herencia podrán suavizar
diferencias paseando juntos pero tarde o temprano deberán dividir los bienes y
toda división debe seguir un criterio de partición. Ser caritativo con un
cismático no es renunciar al único criterio diferencial que es el Dogma y la Fe.
La fecha de Pascua es, ciertamente, un elemento de división con los ortodoxos,
pero su fundamento no es la manera de computar esa fecha sinó el no querer
obedecer a la Primacía Romana, por querer ellos la primacía para ellos. La
desobediencia a la única Autoridad Universal establecida por Cristo en la
Iglesia no es una discusión de poco valor ni se reduce a sólo la fijación de la
fecha de Pascua.
Si
tuviéramos que resumir en pocas palabras
la semblanza de Jorge Bergoglio diríamos tres cosas principales y un
escenario de estrellas secundarias a su servicio.
Tres cosas principales: 1. Nó
Teología sinó teocracia.
2. Nó
pecado original.
3.
Reducción de lo obligatorio al Dogma.
Estrellas Secundarias: A.
Sensacionalismo-oportunismo-sentimentalismo.
B. Equívoco
e indefinición. Desprecio de la Teología.
C.
Doble discurso y discurso injusto.
D.
Administrador teocrático de lo natural.
E.
Rebajamiento brutal.
Tres cosas principales.
1.No Teología sinó
teocracia.
La
Teología no es más que la explicación racional del Dogma revelado, aquel dato
precioso enseñado por Dios a los hombres, explicado por la ciencia más
reverente, más respetuosa y profunda que pueda existir; profunda porque
discurre acerca de las verdades de la Fe y de los misterios divinos, reverente
y respetuosa porque su objeto es Dios y en nada puede faltarle al respeto que
Él mismo merece. Es ciencia que supone la Fe y la Gracia y que sin ellas nada
puede, de allí que en sentido estricto no haya teólogos fuera de la Iglesia
Católica; sería un contrasentido poder hacer teología sin la integridad y
totalidad de la Fe, o discurrir acerca de la Gracia, de sus medios, de sus
efectos, de sus causas sin que esa misma Gracia ilumine la mente del teólogo
(Padre Reginaldo GarrigouLagrange, De Deo Uno, introducción).
La
teocracia, en cambio no es más que el gobierno político ejercido por los religiosos
o ministros de un culto determinado, así por ejemplo, la monarquía británica
ejerce a la vez la suprema autoridad religiosa del protestantismo inglés; así
era el gobierno de los Sumos Sacerdotes en Israel. En pocas palabras, aquel que
ejerce como sacerdote supremo, ese mismo tiene el gobierno supremo de la ciudad
o de la nación.
¿Qué
queremos decir? Si nosotros buscamos teología en Jorge Bergoglio nó la
encontraremos. La verdadera Teología supone como contenido las verdades
siempre enseñadas por la Iglesia y éstas no las encontraremos; supone su
desarrollo con rigor de pensamiento, con concatenación de argumentos, con
fundamentos ciertos en la Sagrada Escritura y en la Tradición, veremos, en
cambio afirmaciones entrecortadas, palabras sueltas, mezcladas ciertas con
dudosas, dudosas con falsas, falsas con sentimentales. Pongamos un ejemplo:
“Algunos dicen que el pecado es una ofensa a Dios” (Audiencia general del
miércoles 29 de mayo del 2013). Si no es una ofensa a Dios ¿Qué sería? ¿No es
lo que siempre enseñó el catecismo?
Pongamos
otro ejemplo. Cuando recibió a los periodistas por primera vez en la Sala de
Audiencias Paulo VI, el 16 de marzo del 2013 no les dio la bendición, no quiso
darla: “Les dije que les daba de corazón la bendición. Como muchos de ustedes
no pertenecen a la Iglesia Católica, otros no son creyentes, de corazón doy
esta bendición en silencio a cada uno de ustedes, respetando la conciencia de
cada uno, pero sabiendo que cada uno de ustedes es hijo de Dios. Que Dios los
bendiga”. (Osservatore Romano, domingo 17 de marzo de 2013, pág. 7).
La
entrevista de los periodistas, creyentes o no, fue al “Papa”, nó a Bergoglio,
la bendición desde su corazón no fue más que desearles el bien sin causar
ningún efecto real en ellos, tanto como si lo hubiera deseado el jefe de
correos de la Plaza de San Pedro; la bendición, si hubiera sido capaz de darla,
habría sido un sacramental capaz de mover los corazones bien dispuestos a
bienes mayores. “Respetando la conciencia de cada uno” fue una frase con la que
quedó bien con los que no pensaban mejorar y de paso les hizo el mal de no
decirles que no se puede creer en cualquier cosa o no creer. “Quien creyere y
se bautizare será salvo” (Sn. Mc. 16,16). Fueron
a ver a Francisco y encontraron a Jorge.
Pongamos
aún otro ejemplo de su último viaje a Tierra Santa, al visitar el Museo del
Holocausto, en las palabras que pronunció remedó las palabras del Génesis
cuando Adán se escondía de Dios: “¿Adán dónde estás?...” Cargándolas de
sentimentalismo, sin teología y contra ella. “… Pero quizás ni siquiera el
Padre podía imaginar una caída como esta, una abismo tan grande” (VIS,
26/05/14, lunes, pág. 9 y 10). Como si Dios, apenadísimo por los pecados de los
hombres y en particular por la muerte de esos judíos, hubiera dicho “¿Cómo no
se me ocurrió?” (Que ibas a hacer eso, si sabía no te creaba). Es una buena
manera, dramática, de llegar a los sentimientos, pero, cero teología como si
Dios al crear no hubiera sabido perfectamente cuanto iba a acontecer con los hombres.
Dijimos nó teología pero sí teocracia.
La infalibilidad sigue a los Pontífices
Supremos en su Magisterio ordinario y extraordinario pero aquí no hay teología
o la hay errónea, que sería lo mismo. La
infalibilidad está traspuesta al gobierno. Nuestro Señor no dio la
infalibilidad a los Papas para cualquier cosa sinó para preservar la Fe y la
Doctrina, la Verdad revelada y transmitida, la Iglesia por Él fundada. No es
infalible cuando estornuda y dice “hace frío”. Pero hablar como quien fuera
Papa y hacer afirmaciones que no permiten discutir es pretender el Magisterio
en lo privado y lo infalible en lo falible. Cuando Nuestro Señor subió a los
Cielos dijo a los Apóstoles: “Id y enseñad a todas las gentes” (S. Mt. 28, 19),
eso es el apostolado hecho por los Apóstoles y la Iglesia a lo largo de los
siglos, es un tesoro necesario para salvarse enseñado a los hombres para que no
se pierdan, porque Jesucristo Nuestro Señor derramó su Sangre bendita por
ellos, para que ese Sacrificio Supremo de Cristo no quede sin fruto y las almas
no caigan en la perdición eterna. Veamos, en cambio, la dogmatización de lo
contrario. El martes 24 /09/13 a las 15 hrs. Bergoglio dio una entrevista a
Eugenio Scalfari, fundador del periódico italiano “La República” en la Casa Santa
Marta y allí afirmaba: “El proselitismo es una solemne tontería, no tiene
sentido”, ante el entrevistador que le decía que sus amigos afirmaban que “el
Papa quería convertirlo”.
Proselitismo
es de la política, apostolado sólo de la única Fe verdadera y es fruto del
deseo profundo de que otros se salven, es caridad en acto para ayudar a
conseguir algo, la salvación, que se pierde o se gana sólo una vez. La palabra
“proselitismo” está mal usada y connota un espíritu gregario o una intención
política o ideológica. La Iglesia no tienen
ideologías, no es secta ni partido, por eso el desear hacer adeptos es
hacerlos de la Verdad, de Jesucristo, de la Gracia, eso no es proselitismo sinó
apostolado; es obra de apóstol nó de partidario. Usada mal esa palabra “proselitismo”
reduce el apostolado a partidismo y entonces no suena feo decir que es
tontería, cuando en realidad arrimar a los hombres a Dios y a su Iglesia es los
más hermoso que podemos hacer y el bien mayor que podemos brindarles.
2. No
Pecado Original.
Aunque
la obra redentora de Jesucristo haya conseguido que el Sacramento del Bautismo
borre el Pecado Original, ese Sacramento no borra sus consecuencias que son la
ignorancia, la muerte, las enfermedades, la debilidad de la voluntad y el
desorden de las pasiones. El cristiano, el católico no es un mojigato que en
todo ve pecado y pasa por la vida dominado por el miedo, pero, que no lo sea no
significa que no vea el pecado o el peligro en donde lo hay, por eso dice el
Apóstol “Obrad vuestra salvación con temor y temblor” (Carta a los Filipenses
2,12) en los límites que indicamos recién. Nuestro Señor, Él mismo, dijo
claramente “Para que no entréis en tentación” (S. Mt. 6,13) y San pedro “Sed
sobrios y vigilad” (I S. Pedro 5,8).
El
apostolado y la misma vida cristiana no pueden hacerse ni vivirse de cualquier
manera. Las audiencias y encuentros a los que asisten “los Papas de Vaticano
II” parecen hechos para almas confirmadas en Gracia, para almas ya salvadas y
en el Cielo, en donde son intangibles para el mal, no importa cómo están
vestidos los asistentes o besuquearse con todo el mundo. Eso explica, entonces,
un Juan Pablo II bailando Rock con señoritas o diciendo “misa” en Nueva Guinea
mientras leía la Epístola una muchacha de color, vestida de aborigen, vestida
sólo hasta la cintura y pudiendo darle luego la comunión a la misma.
El
último Encuentro de la Juventud en Brasil no varió en mucho con los obispos
bailando y meneándose, con las monjitas paseando por las playas o descansando
allí entre muchachos y chicas vestidos como en cualquier playa contemporánea.
Valga lo mismo para la estatua de San Miguel Arcángel inaugurada frente a la
Gobernación del Vaticano por Francisco (Bergoglio) y Benedicto XVI (Ratzinger),
que no deja de ser una estatua bien realizada pero con el Arcángel casi desnudo
y en una posición por demás llamativa que poco invita a devoción.
Dar
ciertas libertades y quejarse después de sacerdotes que cometen faltan con
jóvenes o con niños es un contrasentido. La modestia no es pusilanimidad, pero
es y será siempre como el antemural que protege la pureza, por eso Santa Teresa
de Jesús decía “Entre santa y santo pared de cal y canto”.
3. Reducción
de lo obligatorio al Dogma.
Citaremos
nuevamente la conversación con los periodistas en el avión. Preguntó un
periodista acerca del celibato, la respuesta de Bergoglio comportó una
falsedad y una reducción. He aquí la respuesta: “La Iglesia Católica
tiene curas casados. Católicos griegos, católicos coptos, hay en el rito
oriental. Porque no se debate sobre un dogma sinó sobre una regla de vida que
yo aprecio mucho y que es un don para la Iglesia. Al no ser un dogma de Fe
siempre está la puerta abierta” (VIS 27/05/14).
Se
habla del Celibato, el mismo es regla para todo el rito latino, en los ritos orientales
o entre los ortodoxos no católicos un sacerdote nunca puede casarse pero un
casado puede acceder al sacerdocio. La falsedad está en decir que la
Iglesia tiene sacerdotes casados en otros ritos sin hacer la distinción que
acabamos de hacer y la reducción en limitar lo obligatorio a sólo el
Dogma.
La
Santa Iglesia tiene Dogmas, Liturgia, Tradición y Disciplina, todo merece
reverencia y grandísima reverencia porque no es mero arbitrio humano, como las
leyes de nuestras democracias que hacen de los abortos delitos o derechos con
sólo el paso del tiempo o las ideas en boga. Se trata siempre de definiciones,
enseñanzas o prescripciones guiadas por Dios, asistidas por Dios, fruto de la
santidad y experiencia milenaria de la Iglesia. El Concilio de Trento definió
que lo contenido en la Tradición y la Revelación, ambas cosas debían ser
consideradas como depósito de la Fe. “…Y siendo que esta Verdad y Disciplina se
contiene en los libros escritos y las tradiciones no escritas, que,
transmitidas como de mano en mano, han llegado hasta nosotros desde los
apóstoles” (Concilio de Trento, Denzinger 783). “Entrando como si dijéramos,
por el camino real, siguiendo la enseñanza divina inspirada de nuestros Santos
Padres, y la Tradición de la Iglesia Católica, pues reconocemos que Ella
pertenece al Espíritu Santo que en Ella habita” (Segundo Concilio de Nicea,
Denzinger 302).
Pongamos
un ejemplo. El Papa Pio XII en su Alocución sobre la Liturgia dice claramente
que el Sagrario y el Altar son dos cosas que por su naturaleza deben permanecer
unidas, es decir, nunca deben separarse como se hace en la misa nueva. Que no
se arguya que en las Basílicas Romanas el Sagrario no está en el Altar Mayor.
Es cierto, pero siempre está en un Altar. No está en el Altar Mayor
porque muchas veces no se dice Misa allí, a no ser en las solemnidades, pero sí
está en un Altar en donde diariamente se le puede rendir culto de adoración.
Ahora bien, esto no es un dogma pero debe mantenerse y observarse siempre como
lo enseñó su Santidad Pio XII, repitiendo lo que siempre hizo y dijo la
Iglesia, son cosas (Altar y Sagrario) que por su naturaleza deben permanecer
unidas. “Separar el Tabernáculo del Altar es separar dos cosas que deben quedar
unidas por su origen y naturaleza” (Pio XII, Alocución sobre Liturgia,
Encíclicas Pontificias, Ed. Guadalupe, tomo 2, pág. 1757). “Estrictamente manda
esta Suprema Sagrada Congregación que se observen religiosamente lo prescrito
en los cánones 1268 par. 2 y 1269 par 1: “La Santísima Eucaristía se guardará en
el lugar más digno y excelente de la Iglesia, y, por lo tanto, de ordinario en
el Altar Mayor a no ser… que resulte más conveniente y digno en otro Altar… La
Sagrada Eucaristía debe guardarse en un Sagrario inamovible colocado en medio
del Altar” (AAS L.C. pág. 544, Alocución SS Pio XII ídem no. 185, pág. 1757).
Hay
muchísimas cosas, la mayoría, en la Iglesia, que no son Dogmas y que sin
embargo deben observarse por estar contenidas en la Tradición y en la práctica
milenaria. Son 2000 años de celibato para que nos digan ahora que es algo
discutible “que la puerta está abierta”.
Más
aún, generalmente son los medios periodísticos o la gente común, los que opinan
sobre el celibato, nó los religiosos o sacerdotes. Cada quien sabe lo que
ofrece a Dios y durante siglos fue posible y virtuoso el celibato. ¿Por qué
deben discutirlo los que ni son célibes ni virtuosos? Si no vale el celibato,
entonces tampoco la obediencia ni la pobreza, ya que todo hombre quiere bienes
e independencia pero, por amor a Dios es capaz de ofrendarlos en la Iglesia.
Aún
así, veamos lo que enseña el papa Pio XII (Encíclica Sacra Virginitas, no. 22,
Encíclicas Pontificias, Ed. Guad. T. 2, pág. 2014): “Esta doctrina que
establece las ventajas y excelencias de la virginidad y del celibato sobre el
matrimonio, fue puesta de manifiesto, como lo llevamos dicho, por Nuestro
Divino Redentor y el Apóstol de las gentes; y así mismo en el Santo Concilio
Tridentino (Sesión 24, canon 10) fue solemnemente definida como Dogma de Fe
divina y declarada siempre por unánime sentir de los Santos padres y Doctores
de la Iglesia”. “La Santa Virginidad y la Castidad perfecta, consagrada al
servicio divino, se cuentan sin duda entre los tesoros más preciosos dejados
como en herencia a la Iglesia por su Fundador” (ídem, pág. 2006, no. 1).
“También los Santos Padres –como San Cipriano, San Atanasio, San Ambrosio, San
Juan Crisóstomo, San Jerónimo, San Agustín y otros muchos- escribiendo sobre la
virginidad, le dedicaron las mayores alabanzas. Esta doctrina de los Santos
Padres desarrollada al correr de los siglos por los Doctores de la Iglesia y
por los Maestros de la ascética cristiana, contribuye mucho para suscitar en
los cristianos de ambos sexos el propósito de consagrarse a Dios en castidad
perfecta y para confirmarlos en él hasta la muerte” (ídem, no. 3, pág
2006-2007).
Dice
con meridiana claridad el Papa Gregorio XVI (Encíclica Mirari Vos no. 11, Enc.
Pont. Ed Guad. T. 1, pág. 40): “Aquí queremos que quede viva nuestra constancia
por defender la Religión contra una torpísima conjuración que tiene por blanco
el celibato clerical, la cual como
sabéis se propaga cada día más y en que colaboran con los extraviados filósofos
de nuestros tiempos, también algunos miembros del mismo orden eclesiástico…
Encomendamos confiadamente a vuestra piedad el que procuréis con todo empeño
custodiar inviolable y sin menoscabo esta ley importantísima contra la cual se
dirigen de todos lados las armas de los lascivos, y que la vindiquéis y
defendáis como lo mandan los Sagrados Cánones”. Consideremos atentamente lo que
escribe su Santidad Pio XI en la Encíclica Ad CatholiciSacerdotii del año 1935,
tan diverso a lo dicho por Jorge Bergoglio ( Enc. Pomt. Ed. Guad. T.1 no. 34,
pág. 1429): “Íntimamente unida con la piedad, como que de ella recibe su
consistencia y su resplandor, ya la otra perla brillantísima del sacerdocio
católico, la castidad, cuya observancia prefecta y total es una obligación tan
grave en los clérigos constituidos en Órdenes Mayores dentro de la Iglesia
Latina, que de faltar a ella se harían por el mismo hecho reos también de
Sacrilegio (Canon 132, par. 1). Que si tal ley no liga en todo su rigor a los
clérigos de las Iglesias Orientales, con todo, aún entre ellos está en honor el
celibato eclesiástico, y en ciertos casos, particularmente tratándose de los
más altos grados de la jerarquía, llega a ser un prerrequisito necesario y
obligatorio”.
Hasta
aquí los tres puntos principales, veamos ahora las estrellas secundarias de este escenario de la nueva Roma; para
que sea más didáctica la explicación la redujimos a cinco puntos.
A.
Sensacionalismo-oportunismo-sentimentalismo.
Los
tres van juntos, el sensacionalismo como tendencia habitual a presentar
un asunto o cuestión con caracteres destacados dándole intencionadamente dimensiones
excesivas, para crear alrededor con fines determinados, un ambiente de intenso
interés público; el sentimentalismo buscando expresar o excitar
sentimientos tiernos; el oportunismo, haciendo abstracción, en cierta
medida de los principios básicos tomando en cuenta las circunstancias de tiempo
y lugar. Siempre la clave está en causar un sentimiento o impresión, con
independencia de los principios y con fines determinados. Imaginemos un
político en campaña besando un bebé o ayudando a un viejito a cruzar la calle.
Apliquemos
al caso que nos ocupa: Conservar los zapatos de siempre, y no aceptar
los que siempre usa un Papa, porque son más pobres (recibió a la vez 3000
periodistas en Aula Paulo VI lo cual supone sin duda un gasto de consideración);
ir personalmente a pagar el hotel en donde se alojó antes del Cónclave; besar
las manos de seis sobrevivientes del llamado Holocausto; no comer la comida
que le habían preparado al visitar el Cenáculo en Jerusalén y “cruzarse”
imprevistamente a comer al Convento de San Salvador con los P.P.
Franciscanos (VIS 27/05/14, pág. 1).
Si
son actos virtuosos no era necesario mostrarlos, si busca causar una impresión
o sentimiento no es así (buscando impresionar) como se comporta un Pontífice
Católico. No se trata de impresionar al auditorio ya que una impresión o un
sentimiento pueden darse sin que haya un principio o una pauta de conducta. El
que es virtuoso en serio no busca mostrar, y si muestra algo es para que el
otro o los testigos sean mejores, no sólo para quedar bien o para ser bien
visto. Pongamos otro ejemplo, el Domingo de Pentecostés en los Jardines del
Vaticano se reunió a rezar por la paz con los Presidentes de Israel y
Palestina, en su oración invocó solamente al “Dios de Abraham”, lo hizo según
lo que pensaban de ese Dios los dos políticos presentes. Para esos dos señores
el Dios de Abraham no es Trinidad para el uno, no es Jesucristo para el otro o
para ambos. Invocar así al Dios de Abraham lo hace quedar bien con ellos
pero invocando un dios inexistente, no hay Dios verdadero que no sea la
Santísima Trinidad ni Dios encarnado que no sea Jesucristo; los principios
básicos hechos a un lado por buscar sólo el resultado, resultado inalcanzable
justamente por soslayar los principios.
B.
Equívoco e indefinición- Desprecio de la teología.
Equívoco
e indefinición son lo propio del modernista.
“…Sacerdotes,
los cuales, so pretexto de amor a la Iglesia, faltos en absoluto de
conocimientos serios en filosofía y teología, e impregnados por el contrario,
hasta la médula de los huesos de venenosos errores bebidos en los escritos de
los adversarios del Catolicismo, se jactan, a despecho de todo sentimiento de
modestia, como restauradores de la Iglesia y en apretada falange asaltan con
audacia todo cuanto hay de más sagrado en la obra de Jesucristo” (S. Pio X,
Pascendi, no. 1, Enc. Pont. Ed Guad. T. 1, pág 781, col, 2). “Y como una
táctica, a la verdad, insidiosísima, de los
modernistas… Consiste en no exponer jamás sus doctrinas de un modo
metódico y en su conjunto, sinó dándolas en cierto modo por fragmentos y
esparcidas acá y allá, lo cual contribuye a que se les juzgue fluctuantes e
indecisos en sus ideas cuando en realidad éstas son perfectamente fijas y
consistentes” (ídem, no. 3, pág. 782, col. 2).
Pongamos,
nuevamente, algunos ejemplos: “Hay mártires hoy. Mártires cristianos, católicos
y no católicos” (Vis news 270514 pág. 6). “Algunos dicen que el pecado es una
ofensa a Dios” (Audiencia general miércoles 29/ 05/ 13, Osservatore Romano
jueves 30/05/13, pág. 13).
Hablando
de la homosexualidad con el periodista Giancarlo La Vella, VIS 290713: “¿Quién
soy yo para juzgar?”. No se trata de condenar a alguien pero era imperativo
decir que Dios mismo condena esas conductas opuestas a la naturaleza de los
hombres como claramente lo dice San Pablo (I Cor. 6, 10) y como se ve que Dios
castigó a las cinco ciudades pecadoras (Gen. 13, 13; 19,24).
Lo
que ya citamos acerca de la unión con los ortodoxos “no podremos construir la
unidad en un congreso de teología” (VIS 270514 pág. 5) y citando como algo
oportuno y apropiado o que habría dicho el Patriarca Atenágoras a Paulo VI
“mandemos a todos los teólogos a una isla y nosotros sigamos caminando por la
vida” (VIS ídem pág. 6). Felicitando al Cardenal Kasper quien argumentó en
favor de la comunión a los divorciados y diciéndole “eso es hacer teología de
rodillas” (IlFoglio, Roma 01/03/14, citando sus palabras del 21/02/14).
C.
Doble discurso y discurso injusto.
En
la biografía de Jorge Bergoglio publicada poco antes del Cónclave en Buenos
Aires y prologada por el Rabino Skorka decía el biografiado que cuando él era
Superior del Colegio Máximo de San Miguel (Buenos Aires, Argentina) en tiempos
de la guerrilla, refugió varias veces a guerrilleros en el último piso e
inclusive, a veces, les dio su documento de identidad para ayudarles a escapar
del país. El 27/05/14, el VIS en su pág. 4 cita a “Papa Francisco”: “Que
nuestros pueblos comprendan que el camino del terrorismo no ayuda. El camino
del terrorismo es fundamentalmente criminal”.
Cuando
se le preguntó acerca del proceso de beatificación del Papa Pio XII: “Me he
informado y todavía no hay ningún milagro. Y si no hay milagro no se puede
seguir adelante” (VIS 270514, pág. 6). Sin embargo el mismo Vaticano reconoció
que no había los milagros necesarios para canonizar a Juan XIII y que, sin
embargo, se había concluido el proceso de modo favorable.
D.
Administrador teocrático de lo natural.
“Y
tu entonces vuelto hacia ellos confirma a tus hermanos” (San Lc. 22, 32)
¿Qué
debe confirmar el Pontífice? (Cuando lo es).
“Confirma
esto Dios que obraste en nosotros desde tu Santo Templo” (Salmo 67, 29)
“Confírmame
en tus palabras” (Salmo 118, 28).
Se
trata entonces de hallar en él quien nos confirme en la Fe, es decir, en el
apego sincero, leal y permanente a la
Verdad revelada y en el amor a Jesucristo Nuestro Señor. No somos hijos del Dios de Abraham de los contemporáneos que lo
invocan. Aquél Abraham fiel del Antiguo Testamento es de quien dijo
Nuestro Señor “vuestro Padre Abraham exultó a la idea de ver mi día (de
conocerme)” (S. Jn. 8, 56) y estos de hoy, en cambio, rechazan a Jesucristo.
Entonces es claro que el Dios de Abraham y el dios de estos no es el mismo. No
necesitamos, no queremos, que confundan nuestra Fe diciéndonos “tu dios está
aquí” cuando Dios nunca estaría allí.
En
lo que es de la Fe verdadera, Jorge Bergoglio se comporta como guía ciego, y no
hablando de lo que debería, ni de la manera como debería hacerlo, no le queda
más que jugar el papel de un acomodador de la humanidad pidiendo que el mundial
de futbol ayude a la fraternidad entre los hombres, o plantando un olivo
durante el encuentro con los presidentes de Israel y Palestina, sin decir a los
presentes aquella frase esencial de Jesucristo Nuestro Señor: “(Jerusalén) si
conocieras tú lo que es propio a tu paz, sin embargo ahora eso está escondido a
tus ojos” (Sn. Lc. 19, 42).
Ecología
en vez de vida sobrenatural y olor a oveja
en vez de alma de pastor.
Por
eso, no ocupándose de lo sobrenatural, que sería su función esencial y
específica, le queda ocuparse de lo natural, trasladando una autoridad
espiritual inexistente a una forma de gobierno universal y natural por demás ineficaz.
“No más armas” y a los tres días de dicho los rebeldes intentaban invadir
Bagdad en Irak con cerca de mil heridos en los combates. “Esa es mi paz, no como Cristo la da”.
E.
Epílogo: Un rebajamiento brutal.
Todo
lo elevado, todo lo grandioso y verdaderamente modesto a la vez, la sabiduría y
la prudencia sobrenatural, la integridad en la Fe, el amor apasionado e
inflexible a la Verdad, en definitiva, el amor, el respeto y la reverencia de
los Pontífices Romanos Católicos que brillaron con todo esplendor hasta su
Santidad Pio XII, en un languidecer paulatino, luego siniestro, más tarde
escandaloso, después metódico, frío y cerebral, es ahora brutal.
Languidecente
con la astucia de Juan XXIII, siniestro con los cambios silenciosos y novedosos
de Paulo VI, escandaloso con la ausencia de límites de Juan Pablo II, frío y
metódico con la maldad sistemática de Benedicto XVI y ahora brutal con la
conducta indefinible e impresentable de Bergoglio.
¿Qué
epílogo podemos dar a estas tristes palabras? Tristes porque lastima todo
sentimiento cristiano el ver a qué punto de rebajamiento, humillación y miseria
moral y de principios ha sido empujada la faz visible de la Iglesia y con ella
el mundo en franca y loca disolución. (Entendemos por faz visible lo que se ve
de esta iglesia degradada, nó la Visibilidad como nota teológica de la Iglesia
Católica).
Dejemos
los compases finales al Apóstol San Judas.
¿Cómo
son el Adulador y los suyos?
Epístola
de San Judas, cap. Único, versículos, 12-13: “Apacentándose a sí mismos, nubes
sin agua que son movidas por los vientos, árboles otoñales, infructuosos,
muertos dos veces, desenraizados, olas de mar revuelto, espumando sus
confusiones, astros errantes, para quienes está reservada la borrasca de las
tinieblas para siempre”. “Vosotros, en cambio, amantísimos, sed memoriosos de
las palabras que fueron predichas por los Apóstoles de Nuestro Señor
Jesucristo, que os decían, que en el último tiempo vendrán engañadores andando
según sus deseos en las impiedades. Estos son los que se apartan a sí mismos,
animales, que no tienen al Espíritu” (ídem vers. 17-19).
Nada
tan piadoso como la Verdad y ésta en la única Iglesia verdadera del único Dios
verdadero.
En
la fiesta de la Santísima Trinidad del año 2014.
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