
La Orden Santísima de Predicadores, que ofrecía ayer una rosa de púrpura a Jesús resucitado, le presenta hoy un lirio de deslumbradora blancura.
Santa Catalina de Sena, (1347-1380) fue la penúltima de sus 25 hermanos, y desde su tierna edad escogió a Jesús por esposo. A su delicado cuerpo le impuso espantables mortificaciones y en medio de sus prolongados ayunos no buscaba otro sustento que la Santa Eucaristía, único alimento suyo durante cuarenta días consecutivos. Recibió las llagas del divino Crucificado y ciencia infusa sobre los misterios más profundos de la religión. Merced a sus consejos, salió de Aviñon Gregorio XI para volver a Roma.
Habiendo llegado como Cristo a los 33 años, voló a su divino Esposo, para participar allí del banquete nupcial, en las santas alegrías de la Pascua eterna.
Ofrezcamos a Dios en este día la Hostia santa perfumada con el olor virginal de Santa Catalina, para que, en cambio, nos otorgue la vida eterna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario