13 de Mayo
de 2012
Oh
María Santísima, en Fátima Vos habéis dicho que Jesús, Vuestro Divino Hijo,
quiere propagar la veneración de Vuestro Corazón Inmaculado, en todo el mundo.
Vuestro Inmaculado Corazón debiera ser en estos tiempo atribulados un camino
seguro para guiar las almas de los pobres pecadores a la salvación, un refugio
en todas nuestras necesidades un baluarte en el combate contra el dragón
infernal. Sí, a Vuestro Corazón se ha prometido el triunfo sobre los enemigos
infernales que, “imbuidos de perfidia han colmado de amargura a la Iglesia,
Esposa del Cordero Inmaculado, la han empapado de ajenjo, y despiadadamente,
han extendido sus manos hacia los Santuarios. Aún, en el Santo lugar, donde se
erigió la Sede de San Pedro y la Cátedra de la Verdad como faro del mundo, han
alzado el trono detestable de su impiedad, con el funesto plan de derrotar al
Pastor y dispersar al rebaño” (Tomado de una oración a San Miguel Arcángel
redactada por el Papa León XIII).
Así
entonces, en estos tiempo sin precedentes, nos dirigimos a Vos, piadosísima
Virgen María y en este día queremos entregar y consagrar solemnemente a Vuestro
Inmaculado y doloroso Corazón ésta, Nuestra Capilla Virgen de Lourdes, para que
sea por entero vuestra propiedad y quede cobijada bajo Vuestro manto de
protección. Consagramos a Vuestro Corazón nuestra comunidad, para que Vos, como
Reina, podáis disponer de ella y de cada uno de nosotros como os plazca.
Encomendamos
a Vuestro Corazón Inmaculado y a Vuestra poderosa protección, con sentimiento
filial y confianza, todo cuanto somos, cuanto amamos y cuanto tenemos.
Como
testimonio de nuestra firme decisión de perteneceros enteramente, y para rendir
homenaje a Vuestro Corazón preservado por singular privilegio de toda mancha de
pecado, postrados al pie de este Altar prometemos ser fieles a la Fe Católica,
esforzarnos en observar los Santos Mandamientos de Dios, corresponder en la medida
de lo posible a los fervientes ruegos que pronunciasteis en vuestras
apariciones en Fátima, procurar rezar al menos una parte del Santo Rosario,
practicar la caridad para con el prójimo y hacer todo lo que esté en nuestras
manos para que Cristo reine en nuestras familias en toda la sociedad.
Y
Vos, oh Reina de todos los Santos, vencedora gloriosa de todas las batallas de
Dios, habéis sido siempre el Auxilio de los cristianos, mostraos como tal
especialmente en estos días en los cuales la caridad se enfría cada vez más, la
impiedad levanta soberbiamente su cabeza y la verdadera fe parece extinguirse.
Oh
Madre Benignísima, sembrad la paz y la concordia entre nosotros y procurad a
todos los miembros de Nuestra Capilla un gran crecimiento en las virtudes, en
especial en la Fe, la Esperanza y en el Amor de Dios.
Infundidnos
un profundo amor al Santo Sacrificio del Altar y una tierna devoción hacia Vos,
oh Mediadora de todas las gracias, y hacia Vuestro Inmaculado y doloroso
Corazón.
Haced
de nosotros instrumentos eficaces del reinado de Jesucristo.
Alejad
de nuestra comunidad todo lo que pudiese perjudicarla. Sednos una firme torre
contra las Herejías, especialmente contra el modernismo y el liberalismo y
contra las seductoras atracciones del mundo que en estos tiempos arrastran a
tantas almas a la perdición.
Bendecid
nuestras familias, conservarlas en unidad, paz y concordia.
¡Oh
Buena Madre! Bajo Vuestro amparo encomendamos también a los niños.
¡Oh
María, Madre del Sumo Sacerdote Jesucristo! Al pie de la Cruz, Vos recibisteis
de Vuestro Hijo moribundo el mandato de haceros Madre Celestial de los
Sacerdotes. Alcanzad la gracia a todos los sacerdotes Católicos de permanecer
fiel a la Vocación que han sido llamados y de actuar siempre como verdaderos
Apóstoles de Jesús y de María.
Haced
de ellos instrumentos para preparar y adelantar el Triunfo de Vuestro Corazón
Inmaculado.
Guiad
de regreso las almas queridas que andan perdidas, y que las almas vacilantes y
errantes, encuentren por Vuestra gracia apoyo y fortaleza al pie de este Altar.
Alcanzad,
a los que están cegados por las sectas y las falsas religiones, la gracia de
que profesen en unión con nosotros, la Divinidad de Jesucristo, Tu Hijo, y su
Santo Nombre, el único bajo el cielo que nos ha sido dado para la salvación
(Confrontar Hechos 4,12). Obtenedles la conversión a la verdadera y única arca
de Salvación la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
Finalmente
os rogamos, oh Reina de los Apóstoles que por Vuestra intercesión poderosísima
Dios se digne escoger entre los Jóvenes de Nuestra Capilla numerosas vocaciones
sacerdotales y religiosas. Ya que Jesucristo, vuestro Divino Hijo dice: “La
mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que
envié obreros a su mies” (Mateo 9,37), he aquí que acudimos a Vos pidiéndoos
que roguéis por nosotros. Alcanzadnos el honor de que se elija entre nuestra
juventud, muchos sacerdotes y religiosos, para que sean enviados a la viña del
Señor.
¡Oh
María, fuerte como un ejército en orden de batalla! (Confrontar Cantar de los
Cantares 6,9). Nosotros somos débiles y el enemigo malvado nos asecha sin
tregua. El, empero, tiembla ante Vuestro poder
y huye despavorido, atemorizado de Vuestra Majestad. Aceptad ¡Oh Santísima
Madre y Virgen de las Vírgenes! Nuestra consagración.
Con
Vos por aliada oh Causa de Nuestra Alegría la victoria sobre el maligno
adversario será segura. “Vos sois la gloria de Jerusalén, Vos la alegría de
Israel, Vos la honra de nuestro pueblo” (Judit 15,10)
Conducidnos
finalmente a ese lugar donde Vos ya reináis, para que, unidos con todo el
Ejercito Celestial y todo el coro de los Santos, os alabemos y desde Vuestro
Corazón Inmaculado adoremos por toda la eternidad a la Santísima Trinidad. Amén
Capilla Virgen de Lourdes, San
Martín, Mza.
Rev. P. Ariel J. Damín
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