sábado, noviembre 30, 2013

San Andrés Apóstol, Aniversario de Consagración episcopal de Monseñor Andrés Morello

Hoy se cumple un aniversario más de la Consagración Episcopal de su Excelencia Reverendísima Monseñor Andrés Morello. Nos unimos en la oración para que la Inmaculada lo guie y fortalezca en la ardua tarea de ser Obispo Católico en una lucha sin tregua contra el modernismo, en orden a la gloria de Dios y Salvación de las almas. 
A.M.D.G



Santa Misa en honor de la Patrona de la Misión, Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa.







miércoles, noviembre 27, 2013

Santo Matrimonio

Hemos tenido la dicha de poder celebrar el Santa Matrimonio entre el Señor Rodrigo Martín Ocampo y la Señora Rocio Teresita Dies de los Ríos.Los contrayentes solicitaron que el sacramento del Matrimonio se les administrara con el Rito Toledano. La Sagrada Familia los colme de bendiciones y les de en abundancia santos hijos. 
























lunes, noviembre 25, 2013

Santo Bautismo

El sábado 23 de Noviembre el niño Noa Stefano Barrot renació por medio de las aguas bautismales, incorporándose a las filas de la Santa Madre Iglesia. 














viernes, noviembre 22, 2013

Santa Cecilia


Durante más de mil años, Santa Cecilia ha sido una de las mártires de la primitiva Iglesia más veneradas por los cristianos. Su nombre figura en el canon de la misa. Las "actas" de la santa afirman que pertenecía a una familia patricia de Roma y que fue educada en el, cristianismo. Solía llevar un vestido de tela muy áspera bajo la túnica propia de su dignidad, ayunaba varios días por semana y había consagrado a Dios su virginidad. Pero su padre, que veía las cosas de un modo diferente, la casó con un joven patricio llamado Valeriano. El día de la celebración del matrimonio, en tanto que los músicos tocaban y los invitados se divertían, Cecilia se sentó en un rincón a cantar a Dios en su corazón y a pedirle que la ayudase. Cuando los jóvenes esposos se retiraron a sus habitaciones, Cecilia, armada de todo su valor, dijo dulcemente a su esposo: "Tengo que comunicarte un secreto. Has de saber que un ángel del Señor vela por mí. Si me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las consecuencias; en cambio si me respetas, el ángel te amará como me ama a mí." Valeriano replicó: "Muéstramelo. Si es realmente un ángel de Dios, haré lo que me pides." Cecilia le dijo: "Si crees en el Dios vivo y verdadero y recibes el agua del bautismo verás al ángel." Valeriano accedió y fue a buscar al obispo Urbano, quien se hallaba entre los pobres, cerca de la tercera mojonera de la Vía Apia. Urbano le acogió con gran gozo. Entonces se acercó un anciano que llevaba un documento en el que estaban escritas las siguientes palabras: "Un solo Señor, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todo y en nuestros corazones." Urbano preguntó a Valeriano: "¿Crees esto?" Valeriano respondió que sí y Urbano le confirió el bautismo. Cuando Valeriano regresó a donde estaba Cecilia, vio a un ángel de pie junto a ella. El ángel colocó sobre la cabeza de ambos una guirnalda de rosas y lirios. Poco después llegó Tiburcio, el hermano de Valeriano y los jóvenes esposos le ofrecieron una corona inmortal si renunciaba a los falsos dioses. Tiburcio se mostró incrédulo al principio y preguntó: " ¿Quién ha vuelto de más allá de la tumba a hablarnos de esa otra vida?" Cecilia le habló largamente de Jesús. Tiburcio recibió el bautismo, y al punto vio muchas maravillas.
Desde entonces, los dos hermanos se consagraron a la práctica de las buenas obras. Ambos fueron arrestados por haber sepultado los cuerpos de los mártires. Almaquio, el prefecto ante el cual comparecieron, empezó a interrogarlos. Las respuestas de Tiburcio le parecieron, desvaríos de loco. Entonces, volviéndose hacia Valeriano, le dijo que esperaba que le respondería en forma más sensata. Valeriano replicó que tanto él como su hermano estaban bajo cuidado del mismo médico, Jesucristo, el Hijo de Dios, quien les dictaba sus respuesta. En seguida comparó, con cierto detenimiento, los gozos del cielo con los de la tierra; pero Almaquio le ordenó que cesase de disparatar y dijese a la corte si estaba dispuesto a sacrificar a los dioses para obtener la libertad. Tiburcio y Valeriano replicaron juntos: "No, no sacrificaremos a los dioses sino al único Dios, al que diariamente ofrecemos sacrificio." El prefecto les preguntó si su Dios se llamaba Júpiter. Valeriano respondió: "Ciertamente no. Júpiter era un libertino infame, un criminal y un asesino, según lo confiesan vuestros propios escritores."
Valeriano se regocijó al ver que el prefecto los mandaba azotar y hablaron en voz alta a los cristianos presentes: "¡Cristianos romanos, no permitáis que mis sufrimientos os aparten de la verdad! ¡Permaneced fieles al Dios único, y pisotead los ídolos de madera y de piedra que Almaquio adora!" A pesar de aquella perorata, el prefecto tenía aún la intención de concederles un respiro para que reflexionasen; pero uno de sus consejeros le dijo que emplearían el tiempo en distribuir sus posesiones entre los pobres, con lo cual impedirían que el Estado las confiscase. Así pues, fueron condenados a muerte. La ejecución se llevó a cabo en un sitio llamado Pagus Triopius, a seis kilómetros de Roma. Con ellos murió un cortesano llamado Máximo, el cual, viendo la fortaleza de los mártires, se declaró cristiano.

Cecilia sepultó los tres cadáveres. Después fue llamada para que abjurase de la fe. En vez de abjurar, convirtió a los que la inducían a ofrecer sacrificios. El Papa Urbano fue a visitarla en su casa y bautizó ahí a 400 personas, entre las cuales se contaba a Gordiano, un patricio, quien estableció en casa de Cecilia una iglesia que Urbano consagró más tarde a la santa. Durante el juicio, el prefecto Almaquio discutió detenidamente con Cecilia. La actitud de la santa le enfureció, pues ésta se reía de él en su cara y le atrapó con sus propios argumentos. Finalmente, Almaquio la condenó a morir sofocada en el baño de su casa. Pero, por más que los guardias pusieron en el horno una cantidad mayor de leña, Cecilia pasó en el baño un día y una noche sin recibir daño alguno. Entonces, el prefecto envió a un soldado a decapitarla. El verdugo descargó tres veces la espada sobre su cuello y la dejó tirada en el suelo. Cecilia pasó tres días entre la vida y la muerte. En ese tiempo los cristianos acudieron a visitarla en gran número. La santa legó su casa a Urbano y le confió el cuidado de sus servidores. Fue sepultada junto a la cripta pontificia, en la catacumba de San Calixto.
Santa Cecilia es muy conocida en la actualidad por ser la patrona de los músicos. Sus "actas" cuentan que, al día de su matrimonio, en tanto que los músicos tocaban, Cecilia cantaba a Dios en su corazón. Al fin de la Edad Media, empezó a representarse a la santa tocando el órgano y cantando.

jueves, noviembre 21, 2013

La Presentacion de María Santísima en el Templo

Habiendo celebrado el 8 de Septiembre la Natividad de la Virgen María y, cuatro días después, su Santísimo Nombre, honramos hoy la Presentación en el Templo de aquella Niña de bendición. Estas tres fiestas del Ciclo Marial son como un eco del Ciclo Cristológico, que celebra también el Nacimiento de Jesús, su Santísimo Nombre y su Presentación en el Templo el día de la Candelaría. 
La fiesta de la presentación de María estriba en una piadosa tradición, que tiene sus raices en los Evangelios apócrifos. En ellos se cuenta cómo la Virgen María fué presentada al Templo de Jerusalén a la edad de tres años, viviendo allí con otras doncellas y piadosas mujeres. Todo eso se vive conmemorando en Oriente desde el siglo IV, y hasta habla de ello el emperador Miguel Comeno en un Constitución de 1166. 
Un gentil hombre francés, canciller en la corte del rey de Chipre, habiendo sido enviado a Aviñon en 1372, en calidad de embajador ante el papa Gregorio XI, le contó la magnificencia con que en Grecia celebraban esta fiesta el 21 de Noviembre. El papa entonces la introdujo en Aviñon, y Sixto V la impuso a toda la Iglesia. 


martes, noviembre 19, 2013

Santo Bautismo

El Domingo pasado renacieron por medio de las aguas bautismales las niñas, Luz Maricel Argañaraz y Emma Guadalupe Jacomes Villegas. 
Concluido el Santo Bautismo tuvimos la alegría de participar en el festejo que organizaron nuestros queridos amigos Nerina y Diego para celebrar la incorporación de su hija Emma a las filas de la Iglesia Católica Apostólica Romana. En el mismo el Padre Alberto Martinez bendijo la mesa para unas 200 personas que asistían en el lugar. 






















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